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De tu ventana a la mía


Hay historias de amor que son como las amapolas: rojas, frágiles, casi viento, y aún así, se agarran a la garganta.



Los pájaros han recuperado las fuerzas y cantan, y vuelan alto, tan alto que a lo mejor puedes verlos ahora, y ellos te cuentan mejor que yo como son los paisajes que hay más allá de tu invernadero. Si tú se lo pidieses, seguro que esos mismos pájaros vendrían volando de nuevo, de tu ventana a la mía y me dirían que estás más flaca, que te cortaste el pelo...



Las amapolas, flores fascinantes, crecen salvajes en lugares imposibles pero son las más frágiles. Cuando las tocas o cortas, al instante se marchitan en tu mano.